Como si de un Ferrari se tratara, el partido político Podemos consiguió pasar de 0 a 1 millón de votos en sólo 3 meses de vida en las pasadas elecciones europeas. Su representación en las últimas generales también batió records para una fuerza política nueva. ¿Cómo lo ha conseguido? En Uzink, dedicados a la consultoría de branding, queremos analizar el marketing emocional de Podemos. No es nuestra intención entrar en programas ni ideologías políticas, pero sí consideramos importante sacar a la luz las claves que les han llevado al éxito. Y es que como Ferrari, detrás de Podemos hay mucha emoción muy bien trabajada.
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Las claves para entender el marketing emocional de Podemos
Tenían una gran historia.
Como dijo Arquímedes: “Dame un punto de apoyo y moveré el mundo”. Eso mismo debió pensar Pablo Iglesias con el 15M. Sin duda, para Podemos, atribuirse todos los valores y sentimientos de aquel movimiento social fue clave a la hora de crear el storytelling de su marca. Eran un partido nuevo y, sin embargo, tenían una historia compartida con miles de personas.
La magia del círculo.
Los círculos, presentes en su logotipo, es una forma con mucho más significado para Podemos. Los círculos representan su forma de organización con un simbolismo más democrático y cercano al que acostumbraban otros partidos políticos.
Gestionaron el enfado y la insatisfacción.
Cuando hablamos de marketing emocional hablamos de la capacidad de una marca para conectar con los sentimientos de su público. Podemos capitalizó el enfado de la sociedad y lo convirtió en su mejor discurso. Un argumento muy bien organizado y coherente entre todos los líderes del partido.
Las formas marcan la diferencia.
Podemos quiso representar a la clase trabajadora y, para lograrlo, entendió que su imagen era determinante. Por eso, la mejor forma de no parecerse a los políticos tradicionales era parecerse a la gente de la calle. De hecho, las críticas hacia las camisas de Pablo Iglesias, compradas en el Alcampo, consiguieron el efecto contrario al deseado. En realidad, no estaban atacando sólo a Pablo Iglesias, estaban atacando directamente a la imagen de millones de ciudadanos.
Controlaron los medios.
Desde el punto de vista de comunicación, Podemos acertó al mover el escenario político del Congreso a los platós de televisión. En primer lugar, porque obviamente todavía no ocupaban ningún escaño. Y, en segundo lugar, porque es allí, frente al televisor, donde se encuentran los votantes. Pero además de reyes de los debates, Podemos también se convirtió en rey de las redes sociales donde extendió su campaña política las 24 horas del día.
Podemos se multiplicó para estar en televisión, radios y todo tipo de medios masivos. Ellos hicieron propia aquella frase de Oscar Wilde que decía: “Que hablen mal de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen”.
Discursos llenos de lágrimas y emoción
El propio término de “Podemos” incluye una aspiración. No sorprende que durante los discursos finales del Debate Decisivo de Antena3, el de Pablo Iglesias fuera el único que trabajara la emoción y conectara con las inquietudes de muchos de sus votantes.
(Extracto Discurso) “La segunda cosa que les voy a pedir es que sonrían a los vecinos que paraban desahucios, que sonrían a Ada Colau, que sonrían a los autónomos y a los pequeños empresarios, que sonrían a los que se levantan a las seis de la mañana para trabajar y a los que se levantan a la seis de la mañana y no tienen donde ir a trabajar, que sonrían a los madres con jornadas de 15 horas, que sonrían a los abuelos que se parten la espalda para estirar su pensión. Sonrían, sonrían que sí se puede».
El marketing emocional de Podemos ha conseguido su objetivo. Pero su logro es aún mayor. Han conseguido cambiar las reglas del juego para todas las formaciones y han marcado un antes y un después en el marketing político. Ya lo estamos viendo.